Cargamos todos los hierros y salimos para nuestro "Furgo Perfecto" preferido. Santa Maria de Lebeña.
Por la mañana nos levantamos tempranito para no tener problemas de aparcamiento.
Al llegar somos los primeros pero enseguida comienzan a venir grupos.
Comenzamos a caminar ya con los neoprenos puestos y al llegar a la cabecera decidimos comenzar desde arriba así podemos estar practicando un poco en seco y bajo el sol.
Ahora baja....ahora sube.....Ahora baja...ahora sube.....
Nosotros seguimos con nuestras maniobras.
Como estamos fuera del agua, se está bastante bien al sol.
Nuestro gran petate Caverlan, hasta ahora el mejor que he probado sin lugar a dudas en muchos aspectos.
A medida que vamos llegando al rápel largo, vamos alucinando. Una sucesión de imprudencias nos dejan atónitos.
1. La que se supone que es la guía no está asegurada a la reunión.
2. El cliente no está asegurado en nada, y está en el borde (con lo que resbala esa roca)
3. Abajo se pueden apreciar dos personas, una sin casco y otra en sandalias y sin escarpines.
4. Los de la derecha solo uno está asegurado.....
En la siguiente foto se pueden apreciar mucho mejor las imprudencias de esta persona, que no solo pone su vida en peligro, si no la de sus clientes.
Y continuamos.
Ahora se dispone a recoger la cuerda con la que ha medio asegurado a los clientes sin estar asegurada y completamente expuesta a caerse, con el peligro de arrastrar al cliente que está esperando sin que esté asegurado.
(en esta foto se aprecio mejor al cliente en sandalias)
Seguimos el descenso y hacemos un par de rápeles más.
En este rápel nos volvemos a encontrar a la "Guia" con los salvajes de sus clientes saltando y chillando como locos. Más tarde nos enteramos que son de una despedida de solteros. Una vergüenza ,
Un saltito rápido, un par de destrepes y ya estamos en el puente que da por finalizado el descenso.
La verdad es que la primera parte de la mañana ha estado muy bien, practicando, despejando dudas y echando muchas risas Daniel y yo. Pero la actuación de esta guía nos a fastidiado el resto del barranco.
Nos ha parecido una vergüenza que haya gente así responsabilizándose de las vidas de otras personas.
Al finalizar y para no perder la costumbre nos fuímos al Cicera, que bajamos en un plis plas. Eso si, esta vez solo hasta la cascada larga.
Dani montando el rápel largo y último de este corto pero bello descenso.
La altura parece más desde arriba...
Al finalizar esta cascada caminamos 20m y a la izquierda sale un sendero poco marcado al principio y en subida, que nos deja en el camino romano que tomamos a la derecha. En poco más de 20' estamos de nuevo en el pueblo.
Nos cambiamos, comemos en el restaurante de siempre y marchamos para casa, que aunque no lo parezca....dan mal tiempo para el día siguiente.
De camino paramos en un mirados de salmones... muy curioso....ya que casi no se ve el río.....
Dónde está Wally? Digo Dani?
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